Vídeo y Podcast: Escuchar (y mirar) lo es todo

La capacidad de las empresas para adaptarse a los cambios es clave en un mundo en continua transformación. Una de las compañías que sin duda lo hace es Spotify, y lo hemos visto con su última propuesta: el podcast con video o videopodcast.

Solo una duda. ¿Cambiará su claim “Escuchar lo es todo”? ¿Le añadirá la acción de mirar? Porque los videopodcast se escuchan, pero también se miran.
¿Cuáles son las bondades de este formato?
La primera, su capacidad para alcanzar a nueva audiencia y, sobre todo, a una comunidad más joven y que se siente mucho más atraída por el vídeo que por el audio.

También es destacable esa mayor conexión que consigue el podcast con video entre los oyentes y el podcaster si hay una imagen de por medio. Nos ven la cara, en cada uno de los episodios, y comienza a crearse una familiaridad difícil de alcanzar tan solo con la voz.

El contenido visual, además, puede compartirse en otras plataformas sociales en las que logrará un mayor alcance. En este tipo de redes sociales, los vídeos se comparten más, hay una mayor interacción, y ello se traduce en muchos más oyentes potenciales para nuestro proyecto.

Unos oyentes que podrán acceder a nuestro contenido en muchos dispositivos: a través de la app móvil o de escritorio; en un reproductor web; en un altavoz inteligente con pantalla; en cualquier televisión inteligente o incluso en muchas consolas de vídeojuegos.

Serán ellos los que decidan cómo consumir el vídeopodcast. Podrán hacerlo con el vídeo en primer plano (visualización activa) o en segundo (escucha relajada), y siempre dependerá del momento en el que se encuentren. Si están haciendo otras actividades como deporte o tareas del hogar, podrán optar solo por el audio, pero si están viajando en autobús y tienen varias horas por delante, quizá les apetezca más la opción visual.

Está claro que es un momento de oportunidad. Para los oyentes, que pueden elegir cómo consumir ese show que tanto les gusta, y también para los creadores, que tienen ante sí un mundo de posibilidades para enriquecer o complementar el audio.

Esto me lleva a un punto clave: el contenido y la forma de contarlo. Si hablamos de podcast hablamos de audio, de voz, de paisaje sonoro y de efectos. Un todo que emociona y que te envuelve. Un formato que se consume en soledad, que te lleva a otros mundos, que te obliga a imaginar personajes y lugares, que te da una libertad creativa igual que lo hace un libro.

Entonces, si al podcast le añadimos vídeo, la experiencia cambia. No es mejor, no es peor. Simplemente, es diferente. Y los creadores deben tener en cuenta estas cuestiones y deben estar seguros de que quieren dar el paso definitivo.

Muchas personas se preguntan si el podcast con vídeo es “el principio del fin del podcast”, pero en mi opinión es un formato que goza de “muy buena salud”. Millones de personas en todo el mundo lo consumen y van a seguir haciéndolo, en momentos en los que necesitan compañía o entretenerse pero que difícilmente pueden prestar atención a una pantalla.

Por cierto, la funcionalidad de podcast con video está ya disponible en España y en otros países del mundo -como Estados Unidos, Italia o Nueva Zelanda, entre otros-. Para crear y editar estos archivos (sonoros y visuales) es necesaria la plataforma gratuita Anchor, que fue adquirida por Spotify.